Las vitaminas del complejo B (como la B6 y B12), así como los antioxidantes como la vitamina C, E y el zinc, son fundamentales para la salud cognitiva.
Además de su rol en la mineralización ósea, la vitamina D influye directamente en el equilibrio del sistema inmunológico, ayudando a reducir el riesgo de enfermedades autoinmunes y otras afecciones crónicas.