Qué sucede en el cerebro cuando la mente se queda en blanco: un fenómeno más común de lo que creemos
¿Alguna vez has estado en medio de una conversación o de una tarea mental intensa y, de repente, tu mente se queda en blanco? Es un fenómeno más frecuente de lo que parece y, según nuevos estudios, podría tener una explicación muy parecida a lo que ocurre cuando soñamos.
Los vacíos mentales podrían ser una especie de micro sueño mientras estamos despiertos
Investigadores europeos han analizado diversos estudios científicos sobre este fenómeno, concluyendo que quedarse en blanco no solo es real, sino que tiene una base cerebral identificable. Utilizando tecnologías como la resonancia magnética funcional y los electroencefalogramas, observaron que durante estos episodios se activan patrones cerebrales similares a los del sueño.
Según Athena Demertzi, directora del Laboratorio de la Fisiología del Conocimiento de la Universidad de Lieja, la mente en blanco puede ser una forma de desconexión parcial del cerebro, muy parecida a cuando soñamos sin contenido o estamos en una meditación profunda.
¿Por qué se queda en blanco la mente? Fatiga, sobrecarga mental o incluso ejercicio físico intenso
Una de las hipótesis más respaldadas es que estos vacíos mentales aparecen por un descenso momentáneo en la activación cerebral. Aunque el cuerpo siga despierto, algunas regiones del cerebro parecen entrar en un estado de baja actividad, similar al sueño ligero. Este fenómeno se conoce como intrusión local del sueño.
Durante tareas cognitivas complejas o tras un esfuerzo físico intenso, el cerebro puede presentar una desactivación temporal de redes neuronales, lo que provoca esa sensación de vacío. Incluso puede ocurrir mientras se escucha música o durante una conversación.
Una mente en blanco no es simplemente distracción: tiene patrones cerebrales específicos
En las pruebas de laboratorio, se descubrió que cuando se les pide a los participantes que dejen su mente en blanco, el cerebro muestra una conectividad distinta a la habitual. Esto indica que no se trata solo de un descuido o distracción, sino de un estado neurofisiológico único.
Los expertos observaron que se producen ondas lentas similares a las del sueño, lo que interrumpe el procesamiento normal de la información. Desde una perspectiva de red neuronal, este exceso de conectividad genera un tipo de vacilación que deja a la mente en pausa.
Más comunes en personas con TDAH o con privación del sueño
Los vacíos mentales pueden darse en cualquier persona, pero son más frecuentes en niños, adolescentes y adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Thomas Andrillon, del Instituto del Cerebro de París, explica que esto se relaciona con los frecuentes problemas de sueño que experimentan quienes padecen este trastorno.
La falta de descanso adecuado y la somnolencia diurna pueden incrementar la probabilidad de que el cerebro entre en este tipo de lapsos momentáneos de inactividad cognitiva.
¿La mente se apaga o simplemente descansa?
Desde el Instituto de Estudios Avanzados en Humanidades de la Universidad de Edimburgo, la investigadora Adriana Alcaraz destaca que hay varias teorías sobre el fenómeno. Una de ellas plantea que el cerebro entra en un estado por defecto, que corresponde al modo en que funciona cuando no estamos centrados en una tarea específica. Este estado se relaciona con la divagación mental y con momentos de introspección.
Otra teoría indica que este estado es similar a lo que ocurre durante la meditación profunda o en la fase inicial del sueño. También se sugiere que el cerebro puede estar en alerta pero sin procesar activamente información, es decir, funcionando en su nivel más básico.
Por qué es importante estudiar la mente en blanco
Comprender qué ocurre en el cerebro cuando no pensamos en nada ayuda a profundizar en el conocimiento de la conciencia humana. También permite explorar otros estados mentales poco estudiados, como la meditación, el sueño ligero o los sueños sin contenido.
Según Alcaraz, vivimos en una época de hiperactividad mental constante. Por eso, investigar estos momentos de “desconexión” puede tener beneficios, no solo para la ciencia, sino también para la salud mental: “Atender más a estos estados podría ayudarnos a reconectar con el valor de no hacer nada por unos instantes”, concluye.