Aunque la lactancia materna se promueve como un derecho y un beneficio para la salud de madres e hijos, en México sigue enfrentando barreras estructurales, sociales y emocionales que impiden que se ejerza de forma plena y acompañada. Uno de los aspectos más ignorados en esta etapa es la salud mental de las mujeres lactantes, a pesar del impacto directo que tiene en su bienestar y en la continuidad de la lactancia.
Datos preocupantes: baja tasa de lactancia exclusiva en el país
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2021–2023), solo el 34.2% de los bebés menores de seis meses reciben lactancia materna exclusiva, un dato que refleja lo mucho que falta por avanzar. Una de las principales razones del abandono temprano es el regreso al trabajo, sobre todo en madres jóvenes que no cuentan con las condiciones necesarias para continuar amamantando.
La informalidad laboral afecta directamente la lactancia y la salud emocional
El problema se agrava cuando observamos la realidad laboral de las madres mexicanas. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE 2024), el 56% de las madres en México trabaja en la informalidad, lo que significa que no tienen acceso a licencias de maternidad, espacios adecuados para lactar ni mucho menos apoyo psicológico.
Esta situación deja a muchas mujeres en una encrucijada: seguir lactando sin apoyo o abandonar la práctica para sobrevivir al ritmo del trabajo.
Regreso al trabajo y salud mental: una combinación desafiante para las madres lactantes
Desde el sector privado, algunas plataformas de salud digital, como Sofía, han detectado una tendencia preocupante. Una gran parte de las consultas psicológicas y psiquiátricas que reciben están relacionadas con mujeres en periodo de lactancia que enfrentan el difícil proceso de reincorporarse a sus actividades laborales.
“Algunas no abandonan la lactancia porque quieran; lo hacen porque se sienten solas, agotadas o sin condiciones mínimas para continuar. Y muchas otras siguen, pero emocionalmente están al límite”, comenta Adriana Márquez, Product Manager en Sofía y madre de dos hijos.
Este testimonio refleja la realidad emocional de muchas mujeres mexicanas: no es solo un tema de leche materna, sino de acompañamiento, redes de apoyo y salud mental.
Ansiedad, depresión y estrés: efectos emocionales comunes durante la lactancia
Diversos estudios internacionales confirman que entre el 20% y el 30% de las mujeres pueden presentar síntomas de ansiedad o depresión durante el embarazo o en el posparto. Estos estados emocionales no solo afectan su bienestar general, sino que también tienen un impacto directo en la producción de leche y en la duración de la lactancia.
Además, el estrés crónico puede disminuir los niveles de oxitocina, hormona esencial para la subida de leche, lo que agrava aún más el panorama de muchas madres.
¿Qué hace falta? Más que campañas: acompañamiento emocional y políticas reales
La lactancia materna no debería ser un reto individual. Para mejorar sus tasas y garantizar que más mujeres puedan ejercer su derecho a amamantar, es indispensable integrar el acompañamiento psicológico y emocional dentro de los servicios de salud materna.
No se trata solo de informar, sino de cuidar el entorno emocional y laboral de las mujeres que deciden lactar.
Esto implica crear políticas públicas que garanticen:
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Licencias de maternidad dignas.
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Espacios seguros para amamantar en el trabajo.
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Atención psicológica accesible y especializada en salud perinatal.
Conclusión: la lactancia también se cuida desde la mente
La salud mental durante la lactancia debe dejar de ser un tema secundario. Si queremos que más bebés se beneficien de la leche materna y que más madres vivan esta etapa con plenitud, necesitamos mirar más allá del cuerpo y comenzar a cuidar también lo que sienten, piensan y enfrentan cada día.
Con información de: sociedad-noticias.com