En el mundo actual, uno de los mensajes más comunes es que los hombres deben hablar más sobre sus sentimientos. Este consejo es tan frecuente que, al mismo tiempo, parece haber una contradicción: el mito del hombre fuerte y callado. Es comprensible que, al recibir estos mensajes opuestos, nos sintamos confundidos o frustrados. Sin embargo, como terapeuta, puedo decir con certeza que expresar lo que sentimos es fundamental, aunque a menudo se subestime lo difícil que es aprender a hacerlo o por qué es tan importante.
Hablar de los sentimientos puede ayudar a limpiar las barreras mentales y emocionales que muchas veces nos bloquean. Es como fortalecer un músculo que, una vez entrenado, te permitirá lidiar mejor con las situaciones que te afectan.
La importancia de identificar tus emociones
Para entender cómo funciona este proceso, te comparto un ejemplo personal: Todos los que me conocen saben que las mañanas son mi peor enemigo. Tengo dos hijos pequeños que se despiertan antes de las 5:00 a.m., y si comienzo el día de mal humor, suelo estar irritable con mi esposa y mis hijos. Esto genera un ambiente negativo en casa y afecta el estado de ánimo de todos.
En este contexto, identificar que estoy enojado es un primer paso, pero no es suficiente para poder actuar de manera constructiva. Debo entender qué tipo de enojo estoy sintiendo. Aquí es donde las palabras específicas pueden marcar la diferencia. En lugar de simplemente decir que estoy “enojado”, es útil preguntarme: ¿estoy irritado, disgustado o frustrado? Estos matices son cruciales, ya que diferentes emociones pueden requerir diferentes enfoques para ser gestionadas adecuadamente.
Aprende a identificar y nombrar tus emociones con más precisión
Una herramienta útil para profundizar en esto es la rueda de las emociones. Esta es una representación visual que organiza las emociones en un círculo, comenzando con sentimientos generales en el centro (como felicidad, sorpresa o enojo) y expandiéndose hacia emociones más específicas en los anillos exteriores. Por ejemplo, el enojo puede estar relacionado con sentimientos como exasperación, irritabilidad, celos o desgusto. Cuanto más específico seas al nombrar tus emociones, más fácil será identificar qué hacer para manejarlas de manera efectiva.
Si te sientes irritado, puede ser una señal de que estás mentalmente sobrecargado, lo que podría solucionarse con un poco de tiempo para relajarte. Si, por otro lado, te sientes disgustado, tal vez haya algo en el comportamiento de otra persona que te esté molestando, y es posible que necesites tener una conversación incómoda.
¿Qué hacer después de identificar tus emociones?
En algunos casos, al identificar lo que sientes, simplemente lo manejas mejor. Sin embargo, a veces surgen emociones complejas que pueden generar culpa o incomodidad. Es común sentir agradecimiento por algo (como un buen trabajo) y, al mismo tiempo, frustración por otras circunstancias (como un jefe difícil). La clave es permitir que esas emociones existan, sin ignorarlas o negarlas, porque hacerlo solo genera resentimiento y arrepentimiento a largo plazo.
Un ejemplo de valentía emocional
Un ejemplo poderoso de cómo se puede ser dueño de tus emociones lo dio el receptor de los Minnesota Vikings, Justin Jefferson, durante un partido de la NFL. Después de cometer un error crucial (un fumble que contribuyó a la derrota de su equipo), en lugar de ocultarse o callarse, Jefferson se dirigió a sus compañeros y, con un gesto, les indicó que él asumía la responsabilidad. Esta acción mostró una conciencia profunda de la situación y permitió que se sintiera comprendido por su equipo, además de que no se permitió que ese error definiera su identidad.
¿Y si no estás listo para hablar de tus emociones?
No siempre es fácil hablar de lo que sentimos, especialmente cuando nos resulta incómodo. Sentarse con esa incomodidad puede ser la mejor opción, incluso si no estás listo para expresarla en palabras. Esto es similar a cuando te das un masaje o foam rolling en los músculos después de un entrenamiento intenso. Puede doler al principio, pero con el tiempo, esa incomodidad disminuye y te permite mejorar.
Si aprendes a permitir que esa incomodidad pase, eventualmente verás cómo se vuelve más fácil y manejable. Esto es un proceso natural, como cualquier entrenamiento emocional.
Hablar de tus sentimientos te ayuda a comunicarte mejor contigo mismo
Al ponerle nombre a tus emociones, no solo logras entender lo que te está sucediendo internamente, sino que también te comunicas mejor con los demás. No es solo una cuestión de expresar lo que sientes, sino de entenderlo y gestionarlo de manera efectiva. De esta forma, no solo estarás más en paz contigo mismo, sino que también podrás mejorar tus relaciones personales y laborales. Aprender a hablar sobre tus sentimientos es un paso fundamental hacia tu bienestar emocional.