Cómo funciona la memoria, por qué es tan vulnerable a la depresión y cuál es el papel del hipocampo en este proceso
La memoria es una de las funciones más fascinantes y complejas del cerebro. Nos permite construir nuestra identidad, tomar decisiones, aprender del pasado y proyectarnos al futuro. Pero, ¿qué es exactamente la memoria y por qué se ve tan afectada cuando enfrentamos un episodio depresivo?
En los últimos años, avances científicos han arrojado nueva luz sobre los mecanismos que permiten al cerebro almacenar nuevos recuerdos sin borrar los anteriores. Uno de los hallazgos más relevantes es la llamada plasticidad sináptica a escala conductual, un proceso que ayuda a que nuestras memorias se reconfiguren sin destruir las ya consolidadas.
El hipocampo: el caballito de mar que guarda nuestros recuerdos
Cuando hablamos de memoria, es imposible no hablar del hipocampo. Esta estructura, que se encuentra en una zona profunda del cerebro conocida como corteza temporal medial, recibe su nombre por su parecido con un caballito de mar. El hipocampo es fundamental para la memoria autobiográfica y la ubicación espacial, y está conectado al sistema límbico, que regula nuestras emociones.
Una investigación publicada el 4 de junio en Nature Neuroscience por Sachin Vaidya y su equipo mostró cómo, en modelos animales, el hipocampo puede reorganizar sus conexiones neuronales para almacenar nuevos recuerdos sin sobrescribir los antiguos. El estudio se centró en la zona CA1 del hipocampo, famosa por su alta concentración de células de lugar, que se activan cuando un animal reconoce un entorno familiar.
Cómo se forman los recuerdos sin borrar los anteriores
Durante siete días, los investigadores registraron la actividad cerebral de ratones genéticamente modificados, lo que permitió observar cómo se disparaban las células de lugar mientras aprendían a encontrar recompensas en espacios determinados. Con cada sesión de aprendizaje, las neuronas se reorganizaban y formaban un mapa mental más preciso, sin eliminar recuerdos anteriores.
Este proceso demuestra que el cerebro posee una flexibilidad sináptica que permite actualizar la memoria sin necesidad de depender de mecanismos más rígidos como la potenciación a largo plazo. Este descubrimiento ofrece una nueva perspectiva sobre cómo almacenamos, actualizamos y recordamos información.
Cómo afecta la depresión al sistema de la memoria y al hipocampo
Sin embargo, este sistema tan refinado también tiene su lado frágil. En contextos de depresión, la memoria puede teñirse de tonos oscuros, centrarse en recuerdos negativos y dificultar la evocación de momentos felices. Esta alteración no es solo emocional, también es estructural y funcional.
Una revisión sistemática publicada en 2025 por Huizi Tian y colaboradores señaló alteraciones importantes en regiones como la corteza orbitofrontal, el núcleo accumbens (clave en el placer) y el propio hipocampo. Estas zonas se comunican a través de sinapsis, y cuando una estructura se ve afectada, las demás también sufren cambios. Las neuronas que no se estimulan tienden a atrofiarse juntas.
El sesgo negativo de la memoria en la depresión
Durante un episodio depresivo, muchas personas presentan un sesgo negativo en la memoria autobiográfica. Esto puede manifestarse como olvidos constantes, lentitud al hablar o dificultad para recordar detalles importantes. Estas señales suelen acompañarse de síntomas clave como ánimo deprimido y anhedonia (falta de placer en actividades previamente disfrutadas).
Además, se ha documentado una reducción en el volumen de materia gris, especialmente en regiones relacionadas con la emoción y la cognición, lo que impacta directamente en la capacidad de recordar, organizar y evaluar experiencias pasadas.
Qué podemos hacer para proteger y mejorar la memoria en contextos depresivos
Es importante recordar que no todos los estados melancólicos indican una enfermedad. A veces, los recuerdos tristes responden a contextos reales difíciles, como problemas económicos o situaciones de estrés crónico. Sin embargo, sí existen formas de reducir el impacto de la depresión en la memoria y fortalecer las conexiones neuronales.
El papel del ejercicio físico en la salud mental y la memoria
El mismo grupo de Tian encontró que el ejercicio aeróbico regular tiene efectos positivos tanto en la prevención como en el tratamiento de la depresión. La actividad física promueve la producción del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína esencial para la neuroplasticidad y la formación de sinapsis saludables.
También se observan mejoras en la transmisión de dopamina en regiones cerebrales asociadas con el placer, lo que ayuda a reducir la anhedonia y facilita la reconexión con actividades gratificantes. Estas mejoras no solo benefician el estado de ánimo, sino también la calidad de los recuerdos que construimos.
Pequeños cambios con grandes resultados
En consulta clínica, se enfatiza cada vez más la importancia de incorporar movimiento en la vida cotidiana. No se trata de grandes transformaciones inmediatas, sino de cambios sostenidos y progresivos. Como dice el Dr. Mauricio González: “un cambio del 30% durante 10 años es más poderoso que un 100% durante dos semanas”.
Por eso, incluso incrementar la cantidad de pasos diarios o integrar caminatas breves puede tener un impacto significativo en la salud mental y cognitiva. El cuerpo, al igual que la memoria, necesita estar en constante movimiento para mantenerse sano.
La memoria como reflejo del entorno y la experiencia
Nuestra memoria no es un archivo estático. Se moldea con nuestras emociones, se fortalece con el aprendizaje y se ve afectada por la salud mental. Comprender los mecanismos que permiten que los recuerdos se reconfiguren sin ser eliminados nos da herramientas para cuidar mejor de nuestra mente.
En definitiva, la memoria es dinámica, como nuestra vida. Y si queremos mantenerla viva, debemos procurar que nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro entorno también lo estén.