Uso de tejido cerebral humano vivo permite observar el Alzheimer en tiempo real
Un avance científico sin precedentes ha permitido a un grupo de investigadores del Reino Unido estudiar el Alzheimer en tiempo real utilizando tejido cerebral humano vivo. Este descubrimiento podría abrir la puerta a nuevos tratamientos y terapias para una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras del mundo.
El Alzheimer: la forma más común de demencia en el mundo
Actualmente, más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo. El Alzheimer representa aproximadamente el 70% de los diagnósticos, lo que lo convierte en la forma más común de esta condición. Se trata de una enfermedad progresiva, incurable e irreversible que afecta principalmente a personas mayores de 85 años y es una de las principales causas de discapacidad, dependencia y muerte a nivel global.
Investigación pionera con tejido cerebral humano vivo
En una investigación sin precedentes, científicos del Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido utilizaron por primera vez tejido cerebral humano vivo para analizar cómo se origina y se desarrolla el Alzheimer. Los investigadores recolectaron muestras sanas de tejido cerebral durante cirugías rutinarias de extirpación de tumores en pacientes con cáncer cerebral.
Estas muestras fueron cuidadosamente preservadas durante hasta 15 días en líquido cefalorraquídeo artificial oxigenado y mantenidas a 37 °C en incubadoras, simulando la temperatura corporal. Posteriormente, fueron expuestas a la forma tóxica de la proteína beta amiloide, asociada con el Alzheimer y otras enfermedades neurológicas.
Simulando el Alzheimer en el laboratorio
La doctora Claire Durrant, investigadora principal del estudio, explicó que el objetivo del experimento fue recrear el Alzheimer en un entorno controlado. Para ello, el tejido cerebral fue cortado en fragmentos extremadamente delgados y expuesto a beta amiloide patológica aislada de cerebros de personas fallecidas con Alzheimer.
Este enfoque permitió a los científicos observar cómo la proteína afecta la comunicación entre neuronas y provoca el daño característico de la enfermedad, sin que el cerebro active mecanismos naturales de reparación. Incluso ligeros aumentos en los niveles de esta proteína fueron suficientes para alterar el funcionamiento normal de las células cerebrales.
Regiones cerebrales reaccionan de forma distinta ante el Alzheimer
Durante el estudio, los expertos descubrieron que diferentes regiones del cerebro responden de manera distinta al ser expuestas a la beta amiloide tóxica. Por ejemplo, el lóbulo temporal, que suele ser una de las primeras zonas afectadas por el Alzheimer, liberó mayores cantidades de proteína tau en comparación con otras regiones.
Esta diferencia podría explicar por qué ciertas áreas del cerebro son más vulnerables en las primeras etapas de la enfermedad. Según los investigadores, una mayor liberación de tau facilitaría la propagación acelerada de las formas patológicas de esta proteína.
Un nuevo modelo para probar tratamientos contra la pérdida de sinapsis
Uno de los hallazgos más importantes del estudio fue la posibilidad de utilizar tejido humano vivo para evaluar la eficacia de nuevos tratamientos. Esto es clave porque el Alzheimer daña las sinapsis, las conexiones entre las neuronas que permiten el pensamiento, la memoria y otras funciones cognitivas.
La profesora Tara Spires-Jones, también parte del equipo investigador, destacó que observar los primeros efectos del Alzheimer en tiempo real representa una oportunidad sin precedentes para entender su evolución. “El uso de tejido humano vivo permite estudiar cómo reacciona el cerebro ante proteínas tóxicas y evaluar si los tratamientos pueden detener o ralentizar el daño”, concluyó.
Una herramienta poderosa para combatir el Alzheimer
Este estudio representa un gran avance para la comunidad científica, ya que proporciona una nueva herramienta para investigar terapias contra la demencia y, especialmente, contra el Alzheimer. Al simular la enfermedad en el laboratorio con tejido cerebral humano vivo, los investigadores pueden observar con precisión cómo se desarrolla el daño cerebral y cómo intervenir antes de que sea irreversible.
Los expertos esperan que este método contribuya al desarrollo de tratamientos que puedan prevenir la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo antes de que los síntomas se vuelvan severos. Aunque el Alzheimer aún no tiene cura, investigaciones como esta dan esperanza para lograr avances significativos en su tratamiento.