¿Por qué están prohibidos los vapeadores en México y en otros países del mundo?
En enero de 2025, México se convirtió en el primer país del mundo en prohibir los vapeadores a nivel constitucional. Esta decisión marcó un antes y un después en la política pública sobre estos dispositivos, que pasaron de verse como una alternativa para dejar de fumar a ser comparados con drogas altamente peligrosas como el fentanilo.
¿Qué son los vapeadores y por qué se volvieron tan populares entre los jóvenes?
Existen múltiples tipos de vapeadores: cigalikes, pod kits, box kits, vape pens, y mech mods, además de miles de sabores, desde frutales hasta mentolados. También hay niveles variados de nicotina y múltiples formas de personalización. Esto ha hecho que los vapeadores se perciban como productos modernos y atractivos, especialmente para la generación Z.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2024 los cigarrillos electrónicos fueron los productos derivados del tabaco más usados por estudiantes de secundaria y preparatoria en Estados Unidos, con 1.63 millones de consumidores.
El auge del vapeo frente al descenso del cigarro tradicional
Mientras que solo el 1.4% de los estudiantes estadounidenses fumó cigarro convencional en 2024, el 5.9% reportó haber usado vapeadores. Incluso el consumo de bolsitas de nicotina (1.8%) superó al cigarro tradicional. Esto evidencia que los vapeadores han capturado el mercado juvenil como ningún otro producto antes.
Así fue como México prohibió los vapeadores a nivel constitucional
Desde 2020, el gobierno mexicano comenzó a tomar acciones contra el vapeo. Aunque el expresidente López Obrador no logró imponer la prohibición por decreto ni por ley ordinaria, su sucesora, Claudia Sheinbaum, sí logró impulsar una reforma constitucional.
En enero de 2025, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma que modifica los artículos 4 y 5 de la Constitución, prohibiendo toda actividad relacionada con vapeadores, incluidos su uso, distribución, producción e importación. De forma polémica, esta prohibición se menciona junto con el uso ilícito del fentanilo en el mismo párrafo.
¿Qué dice la Constitución ahora sobre los vapeadores?
Mientras no se aprueben las leyes secundarias correspondientes, la prohibición sigue siendo letra muerta. El Congreso tiene 180 días para establecer las sanciones aplicables a quienes violen esta nueva normativa.
Perfil de los usuarios de vapeadores en México
De acuerdo con la Encuesta Global de Tabaquismo (GATS) 2023, en México hay más de 2 millones de usuarios de vapeadores. La mayoría son:
- Hombres jóvenes entre 15 y 24 años (4.1%).
- Personas con educación universitaria (3.6%).
- Residentes de zonas urbanas (2.5%).
¿En qué otros países están prohibidos los vapeadores?
México es el único país que ha llevado la prohibición de vapeadores a su Constitución, pero no es el único en aplicar medidas. A continuación, algunos países con prohibición total o parcial:
Países con prohibición total
Incluyen Brasil, India, Catar, Tailandia, Singapur, Venezuela, Irán, Sri Lanka, Uganda, entre otros. Estas naciones han vetado la venta, consumo, importación o posesión de estos dispositivos.
Países con restricciones significativas
Estados Unidos, Australia, Bélgica, Japón y España han optado por regular el uso de vapeadores, restringiendo sabores, aumentando la edad mínima para compra, o exigiendo receta médica para productos con nicotina.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando se vapea?
Los vapeadores no queman tabaco, sino que calientan un líquido compuesto por nicotina, propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes. El aerosol generado es inhalado directamente a los pulmones.
Según expertos del Centro Oncológico MD Anderson, la nicotina es altamente adictiva y puede afectar el desarrollo cerebral en menores de 25 años. Aunque los vapeadores no generan alquitrán ni monóxido de carbono como los cigarrillos tradicionales, aún se desconoce su impacto a largo plazo.
¿Es el vapor inofensivo?
No. El aerosol puede contener toxinas similares a las del humo del cigarro, y algunos compuestos usados en los sabores (como el diacetilo) pueden causar daños pulmonares irreversibles, como lo demuestra el caso de la enfermedad conocida como pulmón de palomitas de maíz.
La crisis de EVALI: el punto de inflexión para la percepción pública
Entre 2019 y 2020, Estados Unidos vivió una emergencia de salud pública con más de 2,000 hospitalizaciones y 68 muertes relacionadas con el uso de vapeadores adulterados con THC y acetato de vitamina E. Esta crisis generó una ola global de miedo y prohibiciones.
¿Prohibir o regular? El debate que sigue abierto
La prohibición busca proteger a los jóvenes de productos altamente adictivos, pero también genera un efecto no deseado: el crecimiento del mercado informal. Expertos como el psiquiatra Karl Fagerström y el Instituto RIA advierten que la prohibición fortalece al crimen organizado y expone a los usuarios a sustancias no reguladas.
Una opción alternativa es la política de reducción de daños: crear un sistema regulado donde se permita el consumo legal, se controle la calidad del producto y se limite su acceso a menores de edad, como ocurre con el alcohol.
El caso de Estados Unidos como ejemplo de regulación
En lugar de prohibir por completo, EE. UU. implementó restricciones como:
- Prohibir sabores atractivos para jóvenes.
- Subir la edad mínima para comprar a 21 años.
- Restringir la publicidad y el uso en espacios públicos.
Gracias a estas medidas, el consumo de vapeadores entre estudiantes cayó de 5.35 millones en 2019 a 1.63 millones en 2024, una disminución del 70% sin necesidad de prohibición total.
¿debe prohibirse el vapeo o regularse?
La prohibición absoluta puede parecer una solución rápida, pero también genera mercados clandestinos difíciles de controlar. Por otro lado, la regulación bien diseñada puede reducir riesgos, proteger a los más vulnerables y dar poder al consumidor para tomar decisiones informadas.
El enfoque de reducción de daños propone una política pública más humana, sensata y efectiva que reconoce que la abstinencia total es una meta poco realista. En vez de eliminar el consumo, busca limitarlo, orientarlo y reducir sus efectos negativos.
Elegir con información y libertad es, al final, la mejor herramienta de salud pública.