Otro nosocomio que generó indignación esta semana fue el Hospital de la Mujer en Tehuacán, luego de que se difundiera el caso de una joven de 19 años que acudió a urgencias el pasado domingo para dar a luz. Según la versión proporcionada por sus familiares, el complejo no le permitió el acceso, argumentando que debía esperar más tiempo. Sin embargo, debido al dolor incesante de la madre, regresaron el lunes por la mañana. Al ser atendida, le informaron que el bebé ya no contaba con signos vitales.
Esta información causó mayor indignación al conocerse que transcurrieron más de 10 horas con el bebé sin vida en el vientre de la madre.
Tras la viralización del caso en redes sociales, la Secretaría de Salud y el IMSS Bienestar emitieron un comunicado en el que desmintieron la versión inicial, asegurando que la paciente recibió atención inmediata, conforme a los protocolos establecidos por el nosocomio.
En dicho comunicado se explicó que, según el reporte clínico, la paciente acudió a valoración obstétrica el pasado 20 de julio con un diagnóstico de embarazo de 40.4 semanas, y que se le otorgó atención y una nueva cita programada en un lapso de ocho horas.
Según estos indicios, la Secretaría de Salud indicó que la joven no siguió las indicaciones y regresó al hospital a las 8:50 horas del día siguiente. Al ser valorada, se confirmó la muerte fetal, por lo que se procedió a la interrupción del embarazo vía abdominal.
Resulta inevitable cuestionarse: ¿Qué costaba permitir que la paciente permaneciera en observación esas ocho horas? Ocho horas más de atención quizá habrían permitido contar otra historia: el nacimiento de su bebé. Cada quien sacará sus propias conclusiones, pero lo cierto es que se trata de una situación triste y lamentable.