Un equipo de científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) logró un descubrimiento innovador en el tratamiento contra la calvicie y pérdida de cabello: identificaron una molécula capaz de estimular el crecimiento del pelo en folículos inactivos.
Este avance fue publicado por la revista científica de la UCLA y ha generado gran expectativa por su potencial impacto en la salud y bienestar emocional de quienes enfrentan esta problemática.
El impacto psicológico de la caída del cabello: más común de lo que se piensa
El profesor William Lowry, especialista en biología molecular, celular y del desarrollo en UCLA, destacó que:
“En algún momento, la mayoría de los hombres y mujeres enfrentan el adelgazamiento del cabello, o lo pierden debido a quimioterapia, infecciones u otros factores estresantes. Esto los afecta psicológicamente“.
La pérdida capilar no solo representa un tema estético, sino que puede impactar seriamente la autoestima y calidad de vida de quienes la padecen.
¿Qué diferencia a esta molécula de los tratamientos tradicionales?
A diferencia de otros productos disponibles en el mercado que solo generan un vello fino o temporal, el compuesto descubierto por UCLA promueve la formación de cabello “terminal”: grueso, saludable y totalmente desarrollado.
Los primeros ensayos en humanos ya se realizaron en el condado de Orange, California, y los resultados han sido alentadores. Aunque el profesor Lowry advierte que “ningún producto funcionará para todos”, el potencial de este tratamiento abre la puerta a nuevas soluciones personalizadas.
¿Qué sigue para esta nueva terapia capilar?
El equipo científico de UCLA confirmó que se llevarán a cabo ensayos más amplios con un mayor número de participantes para validar los resultados y estudiar su eficacia a largo plazo.
De confirmarse su efectividad, estaríamos frente a una terapia revolucionaria para regenerar el cabello de forma segura, científica y duradera, tanto para personas con calvicie androgenética como para quienes sufrieron pérdida capilar por otros factores como el estrés, quimioterapia o enfermedades infecciosas.
Con información de: www.infobae.com