Inventor chino sin licencia médica inyecta dióxido de cloro en tumores y busca llevar su polémico tratamiento a Estados Unidos
Xuewu Liu, un ciudadano chino sin formación médica formal, ha estado inyectando una peligrosa solución de dióxido de cloro directamente en tumores cancerosos. Ahora, pretende expandir su tratamiento experimental hacia Estados Unidos, a pesar de las múltiples advertencias de expertos y reguladores de salud.
El tratamiento: dióxido de cloro en concentraciones peligrosamente altas
El procedimiento que Liu promueve consiste en inyectar directamente en los tumores una solución de dióxido de cloro a concentraciones de hasta 20,000 ppm, mucho más altas que las típicas de 3,000 ppm utilizadas por charlatanes que promueven la “Solución Mineral Milagrosa”.
Este producto químico, similar a la lejía industrial, ha sido ampliamente rechazado por la comunidad médica y considerado tóxico por entidades como la FDA. Sin embargo, Liu asegura que se ha inyectado la sustancia más de 50 veces sin experimentar efectos adversos.
Pacientes reportan dolor extremo y progresión acelerada del cáncer
Una paciente relató a la revista WIRED que tras autoinyectarse la sustancia en el Reino Unido, sufrió dolor insoportable durante varios días y, eventualmente, su tumor creció más rápido y se diseminó a la piel. Otras pacientes reportaron hinchazón, dificultad para orinar y síntomas preocupantes tras el procedimiento.
A pesar de estos efectos, Liu culpa a los pacientes por no completar las “cuatro dosis necesarias” que él recomienda, aunque nunca ha proporcionado datos clínicos validados que respalden esa afirmación.
Sin pruebas científicas ni aprobación regulatoria
Liu dice haber tratado a unos 20 pacientes, principalmente en China y Alemania, pero hasta el momento sólo ha compartido preprints no revisados por pares, capturas de pantalla de conversaciones de WhatsApp con pacientes, y fotografías de tumores como supuesta “evidencia de éxito”.
El tratamiento se realiza de manera no oficial en la clínica CMC Rheinfelden, en la frontera entre Alemania y Suiza, donde una representante reconoció que “no es un tratamiento legal” y que no se anuncia públicamente. Autoridades alemanas ya estarían investigando una queja sobre la clínica.
Expansión a Estados Unidos: promesas, riesgos y desinformación
Aunque aún no ha recibido autorización de la FDA, Liu está en contacto con más de 100 pacientes estadounidenses interesados en formar parte de un “ensayo clínico” propuesto. Algunos pacientes como “Sarah Jones” y “Kevin” dijeron estar dispuestos a probar cualquier tratamiento experimental ante la falta de opciones convencionales.
El inventor también menciona haber hablado con médicos en California, Seattle y Misuri, así como con clínicas como el Williams Cancer Institute en Beverly Hills, que han mostrado cierto interés en el procedimiento.
Controversial respaldo de un exejecutivo farmacéutico estadounidense
Scott Hagerman, exejecutivo de Pfizer, apoya activamente el plan de Liu para llevar el tratamiento a EE.UU. Incluso afirma que la falta de formación médica de Liu es una ventaja, y espera que el procedimiento esté disponible legalmente en el país antes de que termine 2025.
Hagerman también promueve el uso oral del dióxido de cloro como medida preventiva, y ha expresado su rechazo al sistema farmacéutico moderno, llamándolo “cártel de drogas”. Considera que hay inversionistas dispuestos a financiar el tratamiento sin importar la falta de validación científica.
Ambiciones políticas y manipulaciones legales
Liu ha intentado justificar la legalidad de su tratamiento bajo el Artículo 37 de la Declaración de Helsinki y las leyes de “derecho a intentar” en EE.UU., pero expertos legales aseguran que su interpretación es errónea. Según el abogado Clint Hermes, “Liu no entiende cómo funcionan estas leyes ni cómo se regula la investigación médica en Estados Unidos”.
Además, la Asociación Estadounidense de Derecho Sanitario advierte que sólo promocionar un tratamiento no aprobado puede ser motivo de sanciones legales por parte de la FDA.
Un riesgo global disfrazado de innovación médica
Aunque Liu afirma tener buenas intenciones y desea “dar esperanza” a los pacientes sin opciones, su tratamiento se basa en una sustancia ampliamente considerada tóxica y peligrosa, sin evidencia clínica real que respalde su uso en humanos.
La comunidad médica y científica insiste en que no se debe administrar esta terapia fuera de ensayos clínicos autorizados, ya que podría poner en riesgo la vida de los pacientes y vulnerar regulaciones éticas internacionales.
El dióxido de cloro no es una cura, es una amenaza
El caso de Liu es una advertencia clara sobre los peligros de las terapias alternativas sin respaldo científico. Mientras algunos pacientes desesperados buscan esperanza en tratamientos no aprobados, la evidencia apunta a que el dióxido de cloro no solo es ineficaz, sino potencialmente letal.
Las autoridades en Estados Unidos, Europa y Asia deben actuar con firmeza para impedir que tratamientos pseudocientíficos como el de Liu se sigan promoviendo sin consecuencias legales ni éticas.