Este 6 de mayo se conmemora el Día Mundial del Asma bajo el lema “Lograr que los tratamientos inhalados sean accesibles para todos”, una fecha que busca crear conciencia sobre la importancia de diagnosticar, tratar y controlar esta enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo.
Aunque el asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes, también es una de las más controlables. De acuerdo con la doctora Erika del Carmen López Estrada, jefa de la Clínica del Asma del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), hasta un 90 por ciento de los pacientes puede llevar una vida prácticamente normal si sigue de forma constante y adecuada su tratamiento médico.
“El apego al tratamiento es fundamental. Muchas personas abandonan el medicamento cuando se sienten bien, pero eso puede detonar crisis asmáticas graves. El tratamiento no debe suspenderse sin supervisión médica”, advierte la especialista.
El asma provoca la inflamación del recubrimiento interno de los bronquios y la contracción de los músculos que rodean las vías respiratorias, lo que genera síntomas como tos, silbido al respirar (sibilancias), dificultad para respirar y sensación de opresión en el pecho. Si bien no tiene cura, el tratamiento adecuado, especialmente con medicamentos inhalados como corticosteroides y broncodilatadores de acción prolongada, puede controlar los síntomas y prevenir ataques.