El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) ha solicitado a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) que realicen un estudio sobre el vínculo entre las vacunas y el autismo, a pesar de la sólida evidencia científica que refuerza que no existe tal relación. Este pedido ha generado preocupación entre expertos y defensores de la comunidad autista, quienes señalan los riesgos de sembrar miedo en los padres de familia.
El estudio y los datos disponibles
El CDC llevará a cabo este nuevo estudio utilizando el Vaccine Safety Datalink (VSD), un sistema que monitorea la seguridad de las vacunas y analiza eventos adversos poco frecuentes pero graves. Este sistema ya ha sido utilizado en investigaciones previas que han descartado cualquier relación entre las vacunas y el autismo. En el nuevo estudio, los CDC trabajarán con 13 sitios de investigación, incluidos 11 que proporcionan datos de registros de salud electrónicos y dos más con experiencia en este tipo de análisis.
Aunque en el pasado se han realizado diversos estudios sobre este tema, nunca se ha encontrado evidencia que sugiera que las vacunas sean un factor de riesgo para el autismo o cualquier otro trastorno del desarrollo neurológico.
Investigaciones anteriores que descartan el vínculo
En diversas ocasiones, los CDC han publicado estudios revisados por pares que refuerzan la ausencia de relación entre las vacunas y el autismo. Uno de los expertos que respalda estos resultados es el Dr. Buddy Creech, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Vanderbilt, quien ha destacado que décadas de investigaciones no han mostrado ningún vínculo entre las vacunas y el autismo, incluso utilizando grandes sistemas de datos como el VSD.
A pesar de los resultados consistentes, este nuevo pedido por parte del HHS ha provocado una reacción preocupante, sobre todo entre los defensores del autismo.
Preocupación de los defensores del autismo
Alison Singer, presidenta de la Autism Science Foundation, expresó su preocupación ante esta nueva solicitud del HHS, argumentando que incluso plantear la idea de estudiar este vínculo puede sembrar miedo en los padres, especialmente entre los que no están familiarizados con el historial de las investigaciones sobre vacunas y autismo.
Singer subrayó que este tipo de estudios puede generar desconfianza en las vacunas, lo que podría llevar a algunos padres a rechazar la vacunación. De acuerdo con ella, este es un riesgo que podría tener consecuencias graves, como el aumento de enfermedades prevenibles y muertes de niños debido a la falta de inmunización.
Recursos destinados a otros estudios
Además, la presidenta de la Autism Science Foundation señaló que, en un momento en que las investigaciones sobre el autismo están siendo recortadas por diversas agencias de salud, es un error enfocar recursos en un tema ya resuelto como el vínculo entre las vacunas y el autismo.
Los CDC han recordado que alrededor de 1 de cada 5 personas no vacunadas que contraigan enfermedades como el sarampión en Estados Unidos necesitarán ser hospitalizadas, lo que pone en perspectiva la importancia de mantener altas tasas de vacunación en la población.
Declaraciones políticas y científicas sobre el tema
Durante sus audiencias de confirmación, el secretario del HHS, Robert F. Kennedy Jr., quien ha sido conocido por sus declaraciones controvertidas sobre las vacunas, se comprometió a no estudiar nuevamente esta cuestión si ya existían datos que demostraran que no hay vínculo entre las vacunas y el autismo. Kennedy afirmó que, en caso de que los datos lo demostraran, se disculparía por cualquier declaración errónea que hubiera hecho anteriormente.
Además, el expresidente Donald Trump también ha mencionado en ocasiones que las vacunas podrían estar relacionadas con el aumento del autismo. No obstante, los expertos coinciden en que el aumento de la prevalencia del autismo en EE.UU. se debe más bien a una mayor conciencia sobre el trastorno, un mejor diagnóstico y un mayor acceso a atención especializada.
La importancia de la evidencia científica
La solicitud del HHS a los CDC para estudiar el vínculo entre las vacunas y el autismo pone en evidencia la desinformación que sigue existiendo en torno a este tema, a pesar de la evidencia científica sólida que refuerza que las vacunas no causan autismo. Es crucial que los padres confíen en los estudios revisados y los datos científicos disponibles, y que se mantengan informados sobre los beneficios de las vacunas para proteger la salud pública y evitar enfermedades graves.