La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado su profunda preocupación ante la posible suspensión de la financiación de programas de VIH en países de ingreso mediano y bajo. Estos programas han permitido que más de 30 millones de personas en todo el mundo accedan a tratamientos que salvan vidas. Sin embargo, la interrupción de estos fondos podría poner en riesgo a millones de personas, revirtiendo los avances logrados en las últimas décadas.
A finales de 2023, se estimaba que 39,9 millones de personas vivían con el VIH en el mundo. La falta de financiamiento no solo aumentaría el riesgo de muerte para quienes dependen de estos tratamientos, sino que también debilitaría los esfuerzos para prevenir nuevas infecciones. Esto podría llevar a un aumento significativo en los casos de VIH y fallecimientos, similar a lo ocurrido en los años 80 y 90, cuando millones de personas perdieron la vida a causa de esta enfermedad.
El impacto global de la suspensión de fondos en programas de VIH
La OMS advierte que la interrupción de la financiación podría tener consecuencias devastadoras para la salud pública mundial. Programas como el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) han sido fundamentales en la lucha contra el VIH. Este programa, activo en más de 50 países, ha salvado más de 26 millones de vidas en las últimas dos décadas y actualmente proporciona tratamiento a más de 20 millones de personas, incluyendo a 566,000 niños menores de 15 años.
El PEPFAR ha trabajado en conjunto con organizaciones como la OMS para garantizar una transición sostenible hacia un mayor compromiso de los países y una reducción gradual del apoyo de donantes para 2030. Sin embargo, una interrupción abrupta de los fondos podría socavar estos esfuerzos, poniendo en peligro la vida de millones de personas y generando un retroceso en los avances científicos y comunitarios logrados hasta ahora.
Llamado urgente a los gobiernos y la comunidad internacional
La OMS hace un llamado urgente al Gobierno de los Estados Unidos para que habilite exenciones adicionales que garanticen la continuidad de los tratamientos y la atención del VIH. Además, insta a la comunidad internacional a mantener su compromiso con la financiación de estos programas, ya que son esenciales para prevenir nuevas infecciones y salvar vidas.
La organización reitera su compromiso de apoyar al PEPFAR, a otros socios y a los gobiernos nacionales para gestionar de manera efectiva esta transición, minimizando el impacto en las personas que viven con el VIH. La solidaridad global y la inversión continua en programas de salud pública son fundamentales para evitar un retroceso en la lucha contra esta enfermedad.
Un retroceso inaceptable en la lucha contra el VIH
La posible suspensión de fondos para programas de VIH representa una amenaza global que no solo afectaría a quienes viven con la enfermedad, sino que también pondría en riesgo los avances científicos y comunitarios logrados en las últimas décadas. Es imperativo que los gobiernos y la comunidad internacional actúen de manera rápida y decidida para evitar un retroceso que podría costar millones de vidas.
La OMS continúa trabajando para garantizar que las personas que viven con el VIH tengan acceso a los tratamientos y la atención que necesitan, pero este esfuerzo requiere del apoyo constante de todos los actores involucrados. Solo así podremos mantener los avances y seguir avanzando hacia un mundo libre del VIH.